A menudo es el destino belga el que acapara los titulares cuando hablamos de turismo y cerveza. Sin embargo la tradición cervezas de abadía o las fábricas centenarias no son patrimonio único de las zonas de Flandes y Valonia.
El viaje que hemos completado en Nuremberg y sus alrededores en la Alta Franconia de Alemania, ha servido para descubrir y poner el foco en un territorio en el que historia, patrimonio, cultura y la dupla de gastronomía y cerveza, van engarzados como si se tratase de una joya con muchas perlas.
Aunque sea posiblemente Bamberg, la bella ciudad Patrimonio de la Humanidad por Unesco la que suela recibir los primeros halagos cuando se habla del norte de Baviera, en esta ocasión hemos caminado otros rumbos.
Desde Nuremberg hemos seguido la llamada del festival Bergkirchweih de Erlangen, para luego continuar los pasos hasta Maisel and Friends en Bayreuth con paradas en el camino para conocer uno proyecto maravilloso, Klosterbrauerei Weißenohe, parte de la ruta de senderismo cervecera Fünf-Seidla-Stei.

Finalmente hemos regresado hacia el sur a Neumarkt, donde hemos pedaleado junto al canal Ludwig Donau con paradas en Mühlhausen y Berching, para conocer lugares cerveceros peculiares.

NÚREMBERG
La ciudad de Núremberg es uno de los destinos más sorprendentes de Alemania para los amantes de la cerveza. Sin duda es el punto de partida para recorrer las cervecerías de Franconia al norte de la ciudad. Pero ya en la misma ciudad, podemos conocer las históricas bodegas excavadas en la roca en la Edad Media, que se encuentran a hasta cuatro pisos de profundidad en la colina de arenisca bajo el centro histórico de Núremberg.

En aquella época, una de las obligaciones de los gobernantes era garantizar que toda la población tuviera acceso a alimentos básicos asequibles y de alta calidad. Por ello, en 1303, el ayuntamiento de Núremberg promulgó una Ley de Pureza que regulaba el uso de cereales en la producción de cerveza, dos siglos antes de que se promulgara el famoso Reinheitsgebot en Baviera.

El decreto establecía que la cerveza solo podía elaborarse con cebada, excluyendo otros cereales como la avena, la espelta o el trigo. En realidad, el caso de Núremberg no era único en la región, ya que se emitieron edictos similares en varias ciudades, como Augsburgo (1156), Múnich (1363) y Ratisbona (1447). En 1669, el ayuntamiento de Núremberg estableció, mediante un edicto adicional, el precio y los ingredientes de la cerveza.
Si hablamos ce cervezas de Núremberg hay que hablar de la Rotbier (literalmente, cerveza roja), una tipología regional documentada desde la Edad Media, cuyas características se corresponden como una birra a camino entre una Viena y una Märzen, o una variante de la cerveza Dunkel.
La primera evidencia de la producción de Rotbier -cerveza roja- en Núremberg se remonta al siglo XIV: un edicto del consejo de 1320 preveía severas sanciones para quienes vendieran cerveza «caliente», es decir, cerveza de fermentación demasiado rápida y, por lo tanto, de mala calidad.

En el siglo XVI, comenzaron a surgir los primeros productores de cerveza «blanca» -concretamente, la Weissbier– junto con los de cerveza roja. En 1643, la ciudad estableció una cervecería municipal con el monopolio de la producción de cerveza, exclusivamente de Rotbier. Muchos consumidores comenzaron entonces a viajar a la cercana Fürth para beber Weissbier, hasta que en 1671 el consejo de Núremberg decidió construir una segunda cervecería dedicada a la producción de cerveza de trigo.
Brauerstern
Visitando los túneles históricos de Núremberg hemos podido conocer la explicación del Brauerstern, un símbolo que recuerda a la la estrella de David, el símbolo de los israelitas y del judaísmo .

Cervecerías de Núremberg
Las cervecerías más famosas y populares en Núremberg son la Tucher Traditionsbrauerei, la Hausbrauerei Altstadthof y la Schanzenbräu.
Hausbrauerei Altstadthof
Una de las premisas del viaje cervecero a Núremberg era indagar en la tradición y las birras clásicas de la zona. Así que uno de los lugares imprescindibles es la Hausbrauerei Altstadthof (traducida como Cervecería de la Corte de la Ciudad Vieja) en pleno centro histórico de Núremberg.
Aunque fue fundada en 1984, está ubicada sobre el terreno de la antigua cervecería Roten Brauhaus continuando un camino secular. Altstadthof ofrece visitas guiadas a los túneles de Núremberg dedicados a almacenar, fermentar y madurar las cervezas a temperatura fresca. Además elaboran whisky y otros destilados.
Como no podía ser de otra forma, la cerveza más consumida de Altstadthof es su Rotbier, sin que eso signifique renunciar a otros estilos clásicos y alguna que otra creación más moderna, como una Winter Warmer y una American Pale Ale.
Schanzenbräu
Para la cena elegimos la cervecería Schanzenbräu, ubicada en la zona oeste de la ciudad, a las afueras del centro histórico. La empresa se fundó en 2004, dirigida por Stefan Stretz. Pese a ser una cervecería joven, su gama está impregnada de tradición, con estilos alemanes clásicos con un toque ligeramente más moderno.

Por supuesto no falta la icónica Rotbier de Núremberg, así como varias cervezas de temporada que se pueden asociar con la Bock y la Doppelbock. Schanzenbräu también tiene una ubicación en el centro (zona Bärenschanze) con un beergarden, donde la comida es excelente: una visita obligada entre los imprescindibles de la ciudad.
Además de la ruta cervecera merece una visita completa y tiene mucho que ofrecer, tanto en cervecerías como en atracciones e historia.
ERLANGEN
Erlangen era la siguiente parada del viaje, aprovechando que no solo disfrutaríamos de la preciosa ciudad barroca en la que en a finales del XVII se asentaron hugonotes que escaparon de Francia, si no que en esos días se celebraba el Festival de la cerveza Erlanger Bergkirchweih.
Desde 1755 se viene celebrando el festival cervecero más antiguo de Alemania -55 años más vetusto que el Oktoberfest-, cuando el mercado de Pentecostés se trasladó a la colina, donde se excavaron túneles para almacenar y conservar la cerveza elaborada en los meses de invierno.

Cada año se espera con ganas la llegada del Erlanger Bergkirchweih, en la que participan por igual su población, los estudiantes de la universidad local o los viajeros que llegamos desde lejos para participar.
El tren desde Núremberg llegaba a Erlangen y al abrir las puertas los amantes de la cerveza nos bajamos todos con una expresión de felicidad indescriptible. El ambiente jovial regaba las calles y en el camino hacia la colina sobre la población, parecíamos seguir a un flautista de Hamelín hipnotizados por su flauta.

Lejos del carácter impersonal de otros festivales, el de Erlangen es sin duda muy acogedor, con brindis con cualquier nuevo amigo que compartimos la mesa, o con los que se animan a vestirse con trajes tradicionales y nunca rechazan una fotografía.

La música de los grupos que tocan a junto cada una de las cerveceras de la colina invita a moverse y chocar las enormes jarras, y para tomar un poco de aire tenemos la noria y otras atracciones que, sumadas a los puestos de comida típica de la Franconia, nos permiten extender la visita todo el día y parte de la noche.
RUTA FÜND-SEIDLA-STEI
La Fünf-Seidla-Steig es la ruta de senderismo cervecera de diez kilómetros del sur de la Franconia Suiza . Recorre senderos pintorescos hasta las cinco cervecerías en los municipios de Gräfenberg y Weißenohe, entre maravillosos paisajes de bosques y prados en el Jura, cerveza abundante y delicias culinarias de la región de Franconia.

Aunque nos hubiese gustado disponer del tiempo de hacer parada en todas las fábricas, finalmente nos tuvimos que decantar por elegir una, .
Katharina y Urban Winkler llevan 25 años al frente de la cervecería, con su hijo, Vincent Winkler, como maestro cervecero. Con ellos hemos charlado sobre la historia del monasterio, fundado en 1109, en donde se encuentra la fábrica de elaboración de Klosterbrauerei Weißenohe.

En Lilling y Herpersdorf, los agricultores de lúpulo cultivan el «Hersbrucker», una especialidad de lúpulo que aporta a las especialidades cerveceras de Weißenoher su elegante acidez.

Una gran proporción de su cebada también proviene de las colinas del Jura, defendiendo el modelo del kilómetro cero. Incluso el agua proviene de los manantiales naturales de las alturas del Jura, que ya abastecían al monasterio de agua potable y para la elaboración de cerveza.

BAYREUTH
De nuevo en marcha la ruta nos condujo a la preciosa ciudad de Bayreuth, en la que las figuras del maestro Richard Wagner y de la margravina (marquesa) Guillermina aportaron -cada una en momentos y formas diferentes- un legado artístico, cultural y arquitectónico envidiable. El escenario cervecero completa las razones para visitar la región, ya que se contabilizan más de 200 cerveceras, siendo el récord Guinness por la alta densidad que nos obligará a repetir el viaje.

Además de la fastuosa Ópera de los Margrave (Patrimonio de la Humanidad) y de la residencia de verano y jardines del Eremitatge a las afueras de Bayreuth, la jornada cervecera ha sido intensa, comenzando con la visita a la fábrica de Maissel and Friends.

Las cervezas de Maissel son una referencia en la Franconia alemana, siendo su Weisse un emblema que podemos encontrar por todos los lados. Nada más llegar a la fábrica -y dejar las maletas en el hotel cervecero anexo- le metemos al diente a los platos que elaboran en el restaurante Liebesbier, empezando con la cata de diferentes estilos que elaboran.

La tercera generación de cerveceros continúa elaborando cervezas ya convertidas en clásicos, pero sin renunciar a los nuevos tiempos y estilos, con cervezas más lupuladas y fomentando las colaboraciones con fábricas de otros países.

Además su museo es uno de los más completos e interesantes, con una extensa colección de maquinaria, jarras, carteles publicitarios y muchos objetos relacionados con el mundo de la cerveza.

En los restaurantes de Bayreuth la cerveza marida perfectamente la comida local, y en Oskar o Manns Bräu nos podemos dar un gran homenaje por ejemplo con el Schäufele, un plato tradicional de la región de Franconia. Es la paletilla de cerdo asada con hueso con la corteza crujiente.
Para rematar el día nos encontramos con Thomas Zimmer de Bäckerei Konditorei Lang. Durante más de 250 años, en Jean-Paul-Straße 7 se ha horneado pan y se ha disfrutado cerveza. La panadería mantiene las antiguas tradiciones con ideas innovadoras como el postre Buddakung, elaborado con una masa de levadura ligera y esponjosa, almendras fileteadas y azúcar glas.

Cuatro veces al año (mayo, junio, septiembre y octubre) celebran con cualquiera que pase por allí un evento (Buschenschänke) en el que sirven su cerveza Beck’n casera, elaborada según la antigua tradición cervecera: sin filtrar, fácil de beber y deliciosa.

NEUMARKT IN DER OBERPFALZ
Neumarkt in der Oberpfalz, es la capital del Alto Palatinado, al sur de Núremberg, última parada del viaje, y una gran sorpresa ya que además de varias fábricas interesantes, es una zona de gran belleza en la que las opciones deportivas combinan con la naturaleza.
Según bajamos del tren nuestra primera parada es el restaurante Wiitman, que además de un hotel y una carnicería, engloba el proyecto con un museo dedicado a la historia de la carnicería (recordemos que la concentración de carnicerías es una de las más altas del mundo),

Catamos las cervezas de la cervecera local Lammsbräu junto a las delicias cárnicas de Wiitman, empezando por sus famosas salchichas blancas Weisswurst.
Claudio nos hace de cicerone explicando la historia familiar como carniceros, y nos quedamos atónitos con el completo museo temático del mundo de la carne.

Aprovechando que el día es soleado comemos en la terraza de Gans Bräu, en Ringstrasse 4., que desde 1580 vienen elaborando cerveza con una filosofía muy familiar. Se distingue perfectamente la marca con su logo del ganso, y sucumbimos al sabor de su Rotbier en el restaurante en el que es difícil elegir entre todos sus platos de gastronomía loca.

El sol va cayendo pero no queremos perdernos la oportunidad de visitar Glossner Bräu, una de las familias cerveceras más antiguas de Baviera, que se remonta a 1574. Hoy en día -después de 14 generaciones- tienen una gama de más de 30 cervezas, bajo la dirección del maestro cervecero Franz Xaver Gloßner y su hijo Michael Gloßner.

Junto a la fábrica hay un biergarten magnífico para el verano, pero cuando el frío aprieta el interior del restaurante es muy acogedor, completando los salones con un museo de la historia de Glossner.
Lammsbräu (cordero de oro) es uno de los referentes de la cerveza del Alto Palatinado y de Baviera. Su historia se remonta a 1628, y desde hace 200 es la familia Ehrnsperger la que la gestiona. Presente en muchas tiendas bio de España, es precisamente su apuesta por la agricultura orgánica, el cimiento sobre el que Lamsmbräu puso la primera piedra en los años 80 del pasado siglo.

Franz Ehrnsperger, pionero de la agricultura ecológica y director ejecutivo de Lammsbräu fue un visionario cuando, allá por 1982, sacó al mercado la primera cerveza orgánica.
El concepto de «orgánico» en el sentido moderno no existía en aquel entonces. En 1978, se fundó la asociación de productores «Gold der Oberpfalz», sentando las bases para el suministro de ingredientes orgánicos para la elaboración de cerveza. Estos agricultores orgánicos se convirtieron en los socios más importantes de Neumarkter Lammsbräu. Pese a las dudas iniciales solo hay que ver el éxito en la demanda de sus cervezas para ver que acertaron de pleno, siendo un referente de las cervezas bio, veganas y sin alcohol.

Visitamos las instalaciones de la fábrica en Neumarkt, probando sus cervezas directamente de los tanques de fermentación, listas para ser embotelladas para uno de los festivales de verano en los que se podrá beber su Festbier.
Ruta en bici por los canales
Igualmente sugerente y recomendable es la ruta ciclista junto a los canales. Después de recorrer el centro de Neumarkt en bicicleta hemos seguido el canal fluvial hacia el sur.
El paisaje es cautivador, con el reflejo de los árboles en las aguas del canal, esclusas que servían para nivelar el caudal y que las embarcaciones salvasen el desnivel, y con obras de arte contemporáneo.
Foto-canales
Casi sin darnos cuenta llegamos a Berching, un precioso pueblo con murallas, puentes sobre el río y vistosas casas. Comemos en el restaurante Post Berching, una auténtica experiencia de sabor con sostenibilidad y slow food.
Los ingredientes provienen de granjas asociadas cuidadosamente seleccionadas de la región: carne de res Juradistl de Neumarkt alimentada con pasto, verduras crujientes de Demeter, carne de cerdo de Berching alimentada con paja, o pescados como carpa y trucha de Biberbach,
Ya de regreso la parada para «hidratarnos» con cerveza la hacemos en la Hausbrauerei Katzerer en Sondersfeld, un jardín en el que por lo que vemos no somos los únicos en parar para tomar unas birras. Y es que la cantidad de ciclistas es asombrosa, todos brindando después de dejar el casco y las bicis aparcadas.

El primer lote lo elaboraron en noviembre de 2006, tras más de un año de construcción del biergarten. Su sabrosa y ligera cerveza se sirve en la terraza desde la primavera hasta el otoño.

Tienen unos horarios que van variando, pero de marzo a septiembre (según las condiciones meteorológicas) podréis encontrarlos abiertos los jueves, viernes, sábados, domingos y festivos de 10:30 a 22:00 horas en Sondersfeld 2 I 92342 Freystadt I Teléfono: +49 9185 903813

Seguimos rodando hasta Mühlhausen, para conocer un lugar con mucha historia cervecera, la caseta de vigilancia de la ya desaparecida cervecería Bender. Fundada principios del siglo XX, es un patrimonio que recuerda la importante fábrica de Mühlhausen.

La custodia de las instalaciones de almacenamiento de la cervecerías era un oficio con mucha responsabilidad, y por ello requería de una persona ocupada en el cuidado del oro líquido. La casa y las bodegas se construyeron alrededor de 1480, y el año 1482 está grabado en el muro este. En esa época era la «Wolfsteinsche Gräfliche Brauerei» (Cervecería del Conde) y, tras numerosos cambios de propietario, se convirtió en la Cervecería Bender.

La cerveza se almacenaba y refrigeraba en las bodegas. Esto se hacía con bloques de hielo, obtenidos inicialmente de los estanques que rodeaban la casa y, posteriormente, a partir de mediados del siglo XIX, también del Canal del Rey Luis, cuando las temperaturas hacían que el agua se congelara.

Los sótanos mantuvieron en este uso hasta principios de la década de 1960 y hoy se ha convertido en un pequeño museo que permite recordar la historia cervecera de la población.
Agradecimientos
Por la oportunidad de conocer el destino nos gustaría agradecer al Aeropuerto Albrecht Dürer, a Ryanair, a las oficinas de Turismo de Núremberg, Bayreuth, Erlangen y Neumarkt in der Oberpfalz; además, por supuesto, a todas las cervecerías, hoteles y restaurantes que hemos conocido. Silvia, Ana, George, Michael y Kilian merecen aparecer como nuevos amigos que nos han hecho disfrutar del viaje.