Visitamos la fábrica de Hércules en Querétaro, un proyecto de cerveza artesanal de esos que te dejan con la boca abierta aunque hayas visitado centenares por todo el mundo. Y no son solo las dimensiones, el moderno equipo, el taproom o el lujoso hotel lo que seducen a los visitantes. Son sus cervezas las que han logrado consolidar a Hércules como una de las cerveceras más interesantes de México.

Además de la cervecería hay un espacioso jardín de cerveza, un salón de baile, un taller de diseño textil, estudios de arquitectura, fotografía y arte, y diversos locales de microproductores artesanales. Aquí el lúpulo y la malta casan bien con iniciativas como la de café de especialidad de Alta Nota, un taller de chocolate, otro de diseño y producción textil -inspirado en los materiales crudos de la naturaleza y usando hilo original conservado de la antigua producción de la fábrica de Hércules-, elaboración de jabón artesanal, vino o pan.
Nada más llegar al Hotel para pasar la noche y descubrir la fábrica nos reciben con un vaso de cerveza fresco que disfrutamos en la Taberna junto a la recepción. La atmósfera recuerda a los bares clásicos de Alt Bier de Düsseldorf, los pubs ingleses, el buen trato de los pubs belgas o los antros de Praga. El clásico !Bienvenidos! cobra más sentido con ese primer trago con el que nos obsequian.
Historia de Hércules
El complejo cervecero está dentro de una antigua fábrica textil del siglo XIX, y llevan elaborando desde 2012. Cuando en 1836 se construyó la fábrica en lo que había sido una antigua hacienda española, el lugar era las afueras de las afueras de Querétaro.
En la hacienda, allá por 1592, Diego de Tapia, inició la construcción del Molino Colorado, gracias a una represa y un acueducto -hoy en parte visible- que desviaba agua hacia el molino, en el que se produjo harina de trigo durante más de 200 años.

En 1830 el industrial español Cayetano Rubio adquirió la hacienda de El Molino Colorado, y en 1836 se comienza la construcción de la Maquiladora Hércules Nova o Textiles Hércules -operando ya desde 1846-, considerada la primera iniciativa de la Revolución Industrial Mexicana.
El nombre de la fábrica fue un homenaje al escudo de Diego de Tapia, donde aparecen las columnas de Hércules. De hecho, nada más entrar a la fábrica, se observa aún la estatua de mármol de Carrara del mítico Hércules.

La maquinaria fue importada de Inglaterra donde los últimos avances técnicos permitían mejorar la productividad de la producción de tejidos. Con el tiempo, alrededor de la fábrica fue surgiendo un barrio en el que vivían los trabajadores, con el mismo nombre homónimo de Hércules.

Paseando por sus calles se palpa el sentimiento de pertenencia al «barrio«. El germen de las primeras huelgas de obreros en México lo encontramos en la fábrica de Hércules, ya en los albores del siglo XX, un descontento global por las diferencias en todo el país que llevó más adelante a la Revolución Mexicana.

Precisamente, los cambios en la administración tras los logros sociales propiciaron que los hermanos Henry y Thomas Byron, llegados de Reino Unido, impulsasen mejores condiciones laborales. Una de esas acciones, encaminada a fomentar el deporte y evitar el alcoholismo después del trabajo, fue la creación de un club deportivo en 1923. Así nació el primer equipo de futbol de Querétaro, con un uniforme de rayas blancas y azules.

Hoy el motor económico del barrio de Hércules ya no es la industria textil, cerrada en 2019, si no que es la cerveza la que mueve a la gente a venir desde el centro de Querétaro, Juriquilla, Ciudad de México o el extranjero, a las instalaciones de la cervecera. Muchos trabajadores en la cervecera viven en el mismo barrio de Hércules, continuando con la misma vocación con la que empezó la colonia textil.
La enorme inversión para disponer de un equipo de alta calidad va orientada a ofrecer unas cervezas con un índice de estabilidad y calidad. En la misma línea han incorporado placas solares para ser casi al 100% autosuficientes.
Cervezas de Hércules
La capacidad de Hércules a la hora de elaborar diferentes estilos apabulla. En un año pueden hacer lotes de hasta 100 tipos o recetas de cerveza diferentes. Y precisamente la investigación y la innovación son otra de las características del sello que busca Hércules.

Con maltas llegadas de Europa: República Checa, Alemania o Reino Unido; lúpulos de república Checa y Estados Unidos y un uso de diferentes ingredientes locales -como cerezas salvajes para sus kriek-, en Hércules tienen un catálogo de cervezas al que es difícil seguirle el ritmo.

La Compañía Cervecera Hércules ha sido doblemente premiada en la World Beer Cup. En la edición 2022 de la Copa Mundial de la Cerveza, Caballo Blanco, obtuvo el bronce en la categoría de British Golden Ale, mientras que en 2024 se alzó con la medalla de oro en la categoría de stout de exportación por Pueblito, una stout irlandesa de exportación con 7.5%.

El maestro cervecero Josh Brengle dirige la elaboración de las cervezas de Hércules acompañado de Stefano de Costa Rica, y ocho personas elaboran con buen ritmo.
Añejan algunas de sus cervezas en barricas de tequila cascahuin, bourbon, mezcal, whisky o ron, y han apostado por las cervezas salvajes y de fermentación espontánea pensando en la exportación como mercado para un estilo poco conocido localmente en México. Pero lo mismo maquilan sus cervezas clásicas como dan vueltas de tuerca, por ejemplo con su cerveza emblema República, pero fermentada con brettanomiyces.

Cada año aprovechan el Oktober Fest que celebran en Hércules para brindar por el aniversario, sirviendo su Festbier y la Marzen elaboradas especialmente para el evento.
Super Lupe, American IPA 7% ABV
Hombre Pájaro, Rye Beer 4.5% ABV
Macanuda, English Brown Ale, 5.3% ABV
Lägermaiz, Corn Beer / Chicha de Jora, 5% ABV
República, Pilsner – Czech / Bohemian, 4.6% ABV
Ráfaga, American Pale Ale, 5% ABV
Pie Grande, Black IPA / Cascadian Dark Ale, 6.5% ABV
Huracán, Imperial IPA, % ABV
Lanzallamas, Imperial Stout, 13% ABV
Terrícola, Farmhouse Ale, 5% ABV
Calmécac, Imperial Stout añejada en barriles de mezcal barrel, 14% ABV
Spinning Jenny, English Pale Ale, 4.9% ABV
Caballo Blanco, Golden Ale, 5.2% ABV
Raymundo Centeno, Rye Beer, 5% ABV
Portero Delantero, DIPA, 7% ABV
Buen Chofer, Wheat Beer – Witbier, 4.5% ABV
Faro, Lager – Helles, 4.5% ABV
Superlager, Pilsner, 5% ABV
Mazorca Sónica, Corn Beer / Chicha de Jora, 4.3% ABV
Astro, Vienna Lager, 5.1% ABV

El Jardín de Hércules
Hércules cuenta con un jardín para disfrutar de la tarde al estilo ‘Biergarten‘, mesas en exterior y la comida recién salida de la cocina, además de la tradicional barra de cervezas.

Si nos sentamos en el jardín de Hércules -cerveza en mano- a ver el ambiente, podemos pensar que estamos delante del Jardín de las delicias de Jheronimus Bosch (el Bosco). Y es que como un cuadro colorido y lleno de matices, la vida cervecera de su jardín pasa con jolgorio, brindis y un importante ajetreo de platillos mexicanos que se mezclan con salchichas alemanas.
Paseando por sus instalaciones descubrimos el laboratorio de fermentaciones, mostaza chucrut, pepinillos. En Hércules casi todo es hecho en casa, charcuterías, salchichas alemanas, mermeladas, pizzas, pretzels o las tortillas.
La estética industrial no es impostada ya que se conservan restos de los generadores de vapor y las turbinas que movían las máquinas para fabricar el hilo o las prendas.
En el «Salón Salvaje» los lunes hay karaoke, los martes cine, miércoles un grupo cubano y baile, los jueves conciertos y djs, los viernes clases de baile y cumbia, y los fines de semana de nuevo música en vivo, además de clases de yoga y pilates de lunes a viernes.
Hotel Hércules
El hotel se ubica en la antigua casona y naves contiguas de la Fábrica Textil ‘El Hércules’, fundada a mediados del siglo XIX. Cuenta con cuarenta habitaciones: cinco Master Suites (King Sencilla y King Doble), siete Junior Suites (dobles, con vista al jardín y con balcón o terraza), once luxury y 17 habitaciones estándar con camas dobles, queen y king.

Otros espacios del hotel acogedores son los dos restaurantes, el spa, la alberca, cancha de voleibol, gimnasio, patios y muchos rincones por explorar, integrándose al mismo tiempo al ecosistema de la Fábrica Hércules.
El proyecto de restauración fue ejecutado por GOMA, firma arquitectónica nacida también en la misma fábrica, logrando integrar los antiguos espacios industriales con la misma fábrica, el hotel y el jardín cervecero.

La decoración de las habitaciones fue a cargo del estudio de interiorismo El Urdido, con reminiscencias vintage en sus muebles y objetos como radios clásicas, muebles de los años 70 o piezas textiles elaboradas a mano por el taller de diseño y producción textil, Caralarga.
